Recibir
el reconocimiento de los compañeros siempre es algo muy bonito, pero si el
motivo es un trabajo compartido, la alegría es doble. Teresa Martín, compañera de vuelo, amiga, ¿quién nos iba a decir
que así sería nuestro estreno como plumas cómplices?
Tus palabras y las mías volando sobre el mar,
henchidas de brisa y verso, jugando a conocerse y a quererse… mostrándose y sintiéndose
parte de un todo. Si supimos emocionar, si acariciamos algún alma, a nuestras letras se lo debemos. Ha sido un
auténtico placer acompañarte en esta aventura, gracias por tomar la mano que te
tendí, qué bonito fue hacer el camino juntas…
Y
al resto de compañeros de Territorio de
Escritores, toda mi gratitud por esas palabras que nos pintaron sonrisas e ilusiones. Sois muy grandes.
Como lo hace el viento
El vuelo de las gaviotas la trajo de nuevo al mundo
y sobre la mar con crestas de plata,
un silencioso naufragio, bailaba una triste danza.
Su corazón… de madera. De hierro… su alma.
Mientras una se hundía, el otro flotaba
en aquel mar de dudas que, sin tregua, la devoraba.
¿Qué fue del tiempo cuando se soñaba?
¿Dónde iría aquel sueño?… murmuraba.
Ni arañando en la memoria podrían rescatar
las ruinas de una historia, olvidada y sin remedio.
¿Dónde iría aquel sueño?… murmuraba.
Ni arañando en la memoria podrían rescatar
las ruinas de una historia, olvidada y sin remedio.
Ni siquiera sabía en qué arena estaba varada,
solo veía peldaños y una escalera larga.
Entendió que los sueños de altura
no viven en la orilla de una playa.
Comenzó a ascender despacio, emprendiendo el ansiado vuelo
y desplegando alegre sus alas,
se hizo dueña y señora del cielo.
Pero el mar la llamaba, rugiendo de rabia.
La quería para él.
La quería para él.
Le devolvería sus sueños, en bandeja de nácar.
Perdida en su silencio, a merced de los vientos,
dejó que el mar envolviese de lunas llenas sus lamentos.
Y ellas le hablaron de cielos, de amores nuevos,
esos que en tiempos soñados colmaron su pensamiento.
¿Cómo ignorar el susurro y perderse en sus adentros?
dejó que el mar envolviese de lunas llenas sus lamentos.
Y ellas le hablaron de cielos, de amores nuevos,
esos que en tiempos soñados colmaron su pensamiento.
¿Cómo ignorar el susurro y perderse en sus adentros?
Perezosos, los sueños quisieron bailar con ella
y Penélope sacó sus zapatitos nuevos.
De carmín pintó sus miedos, de futuro sus desvelos,
y Penélope sacó sus zapatitos nuevos.
De carmín pintó sus miedos, de futuro sus desvelos,
no quiso contar los pasos, que la llevaran los vientos…
Y armada de amor y versos,
dejó a sus alas hacer, no les haría un mal gesto.
Mirada al frente, corazón dispuesto,
de sal y corales los sentimientos.
Ya nada le impediría que se bebiera los cielos.
Y agitando su blanca mano, vestida de tibio invierno,
se despidió de las olas
que devoraban los restos…
los restos de aquel naufragio que hubo una vez en el mar
…en el mar de sus sueños
dejó a sus alas hacer, no les haría un mal gesto.
Mirada al frente, corazón dispuesto,
de sal y corales los sentimientos.
Ya nada le impediría que se bebiera los cielos.
Y agitando su blanca mano, vestida de tibio invierno,
se despidió de las olas
que devoraban los restos…
los restos de aquel naufragio que hubo una vez en el mar
…en el mar de sus sueños