Me dices que te
vas y tu mirada se me enreda en las pestañas.
Las palabras,
cómplices de lo que siento, se envuelven en silencios
y
juegan a hacer un infinito con este instante que
no queremos perder... para no perdernos.
Y me hago a no tenerte,
a ser vida aunque me faltes,
a caminar sin respirarte.
A veces, solo a
veces, me permito asomarme a mis pestañas...
y me eternizo
leyendo en tus ojos.