domingo, 25 de octubre de 2015

Nudos de hilo invisible




      Aquella tarde celebraban  la llegada de una nueva vida a la familia. Y lo hacían en la intimidad de su hogar, junto a sus más allegados, así era como les gustaba festejar  las grandes ocasiones. 

      Estrenarse como abuela, lejos de hacerla sentir mayor, tenía a Carmen inmersa en un torbellino de nuevas sensaciones con las que se notaba renacer a cada instante. Estaba feliz, rodeada de aquellos a los que quería, viéndolos disfrutar del almuerzo familiar y dejándose llevar por sus risas.



    En la sobremesa, como solía hacer cuando los reunía a todos, paseó su mirada entre ellos y se detuvo en Javier. La nostalgia, bailándole en el alma, no tardó en hacerse dueña de sus pensamientos.

       <<Mi querido Javier, mi mejor amigo, mi sensible alma gemela. Han pasado veinte  años desde aquel día en el que la vida supo encontrar ese punto en el infinito en el que cruzar nuestros caminos. Tu mundo tan distinto a ese otro en el que yo me movía, la distancia dibujada entre mi tiempo y el tuyo, entre tu espacio y el mío...y, aún así, fluyó la magia. Porque hay personas a las que la vida une con nudos tejidos de hilo invisible, de esos que nada ni nadie tiene el poder de romper.

      Recuerdo ese primer encuentro, la sensación de conocerte ¿en otra vida quizás?, esos instantes en los que te detuviste a leer en mis ojos y yo me lancé a leer en los tuyos, a sabiendas de que nos entenderíamos. Porque no siempre hacen falta palabras para llegar al corazón de quien nos mira.

      Y vinieron otros días, otras miradas compartidas, la complicidad...y los nudos se tejieron. Nos acostumbraste al privilegio de tenerte y extrañarte, tus visitas siempre las hemos vivido como un regalo y lo sabes. Por eso estás hoy aquí, nunca has faltado a las celebraciones de esta familia que también es la tuya. Observo tu mano sobre la de Enrique, tu pareja, el amor de tu vida. Me miras y  vuelvo a leer en tus ojos. Los míos no tardan en contestarte: lo sé, yo también te quiero>>.




jueves, 22 de octubre de 2015

Eso que fuimos

Hay historias de amor que duran toda una vida, que se crecen con la primavera de los tiempos, llenando de suave brisa veraniega los atardeceres; que maduran a la sombra del otoño de los días y, arropados de puro invierno, intensifican su aroma y su calor. 

     ¿Qué puede tener más fuerza que ese amor?







Fuimos tiempo y verso
Que abraza los momentos
Rubor acelerado en los latidos
Aroma a primavera en los besos

                     Fuimos atardeceres tiernos
Retazos de brisa y sal
Abrazados a la vida
Deteniendo los momentos

Fuimos viento y agua
Otoño en el pensamiento
Caminos que se encuentran
Clamor de sentimientos

Fuimos calor de invierno
Sentir que fluye despierto
Aroma intenso
Vida, aire, fuego

Fuimos poesía rozándonos las almas
Gritándole a la vida lo nuestro
Vestidos de amor

Y de sueños

viernes, 9 de octubre de 2015

El agua de la vida




Imagen: Julie de Waroquier

                                                                         Me perdí...

       Abandoné la senda que a tu vida me ataba, rompí los  lazos que un día fueron camino para nuestro encuentro. Y se volvieron largos los atardeceres, esos que llevábamos prendidos en la piel y en los versos. Desprovistos ya de la sal de tu mirada, de la urgencia de tus besos, se adormecieron mis anhelos en el arrullo de tu ausencia.
  
Te pensé...


       Y me envolvieron los recuerdos de esos días de luz en los que el tiempo se medía en suspiros y solo el viento sabía de lo nuestro. Días de amores fugaces, de besos a escondidas, de risas...Tu mirada enredada en mis labios, la tenue luz con la que jugaban a ser uno nuestros cuerpos, los sueños hilvanados en la brisa de un momento. 

      Tan lejanos los siento ahora que esta soledad mía me araña, y me duele, y me rompe por dentro. Temo la sed del lamento por lo que pudo ser y no fue, el dolor incomprendido... Ya no estás y me siento perdida, nadando a la deriva, buscando sin saber qué, naufragando. 


Imagen: Julie de Waroquier

El agua me rodea...
      
      Me elige como amiga. Siento que le pertenezco, quizá sea esta la única salida. Me dejo llevar por ella y descubro azules nuevos, intensos turquesas que me hablan de amaneceres infinitos y  tiernas promesas. 

  Y vuelvo a sentirme viva. Ahora que he buceado en mis recuerdos y he respirado el aire que el mar encierra en sus adentros, que me he dejado mecer por sus misterios, he aprendido que hay caminos al final de los caminos... 

  Ahora sé que hay vida más allá de ti. 

viernes, 2 de octubre de 2015

La medida del tiempo






-Mami, si a nadie le gusta madrugar, ¿quién inventó eso de tener que ir al "cole"  o al trabajo tan temprano?
-Eso me gustaría saber a mí.... Anda, María, acábate el Cola-Cao y recoge tu cartera del suelo, que vamos ya con el tiempo justo.




<<El tiempo. Ese señor poderoso que domina nuestros días, que nos lleva a trompicones sin permitirnos un suspiro...Tengo tanto por hacer hoy, tanto por organizar...Menos mal que conducir me permite poner en orden las ideas. Cuando salga de la oficina recogeré en la tintorería el traje de Luis, mañana lo necesita para esa reunión que lleva preparando toda la semana; aprovecharé para acercarme a la frutería de la esquina, ayer tenían unos melocotones con muy buena pinta,.. ¡Ah! Y no puedo olvidar pasarme por el Estudio de Danza a pagar la mensualidad de María. A la vuelta, un rato al gimnasio antes de recoger a la niña. 


Por cierto, en cuanto lleguemos a casa, lo primero será preparar el almuerzo para mañana y poner la lavadora, el informe que he de revisar tendrá que esperar hasta después de la cena, le prometí al jefe darle mis conclusiones mañana y me juego un ascenso importante.>>


-Mami...
-Dime María, ¿te ocurre algo? Ya falta poco para llegar.
-Pues verás, estoy preocupada.
-¿Por...?
-No sé si cuando crezca voy a querer ser una mamá. 
-¿Y eso...?
-Pues verás... De mayor me gustaría tener tiempo para hacer cosas, no tenerlo todo planeado. No sé si entiendes lo que quiero decir... Por ejemplo, sentarme  en el parque a mirar las hojas de los árboles -me gustan cuando bailan con el viento-, o abrir la ventana los días de lluvia y respirar muy muy fuerte... hasta que no me quepa más aire en los pulmones. ¿No crees que esos días huelen especial? 
Mami... Yo a ti no te recuerdo haciendo estas cosas, parece que siempre andes corriendo de aquí para allá y no sé si eso es lo que me gustaría para mí. Dice la abuela que en su época  se vivía mejor y creo que es verdad. Por cierto, quiero que me "desapuntes" de las clases de ballet, porque digo yo que para ser granjera no me va a hacer mucha falta... Vamos, que a mis animalitos no les importará mucho que no sepa hacer un demi-plié...