viernes, 13 de noviembre de 2015

Ahora el tiempo eres tú




Imagen:Isabel G. Salvá


Caminas por mis sueños de puntillas
pintándole sonrisas a mi cielo.
Y en ese latir de instantes tiernos,
tu recuerdo se me enreda en la piel
y en el verso.

Me arropo, traviesa, y te espero.
Tus besos me rondan, los siento…
No evito esa sonrisa divertida que
asoma por mis letras  
si te pienso.

Y atrapada entre los hilos de este instante,  
al abrazo de la  brisa del silencio,
solo busco la certeza de tu cuerpo,
tu sal,
que es mi anhelo.

 Ahora vuelves y tu risa juega
con mis besos,
torbellinos nuevos acompañan mi latido,
que te busca
 y te sueña.

Ahora el tiempo eres tú,
ahora la vida es tiempo.

Pretendes que te ignore...

Ya no puedo.

jueves, 5 de noviembre de 2015

La lluvia y María








Jueves. Detrás de los cristales llueve y María no puede contener esa lágrima sin dueño que no alcanza a vaciarle el alma.   Lágrima y gotas empañan su visión en una pugna inútil que no consigue perturbarla; tan lejos se siente, que ni pestañear quiere. Hoy es jueves y en el corazón de María también llueve.

Llueven sus ilusiones perdidas, su  futuro  incierto,  llueven sus miedos, sus  desvelos… hasta sus arrestos llueven. El cielo descarga su ira  y  las gotas la empapan por dentro, cansada de esa soledad que no eligió vivir, del vacío que dejó en ella el desarraigo impuesto por  la  cruel embestida del destino. Criarse sin raíces le curtió la piel y le robó la infancia, llenando sus días de sueños rotos.

Y se  le torció el camino sin que pudiera evitarlo. Porque a María la vida no quiso arroparla en las noches de invierno, ni le contó un cuento; no se acordó de ella  cuando  los monstruos se hacían  grandes y  se sentía tan pequeña, cuando la calle se vestía de peligro y sobrevivir no era un juego.

Nunca sabrá qué otras lágrimas lloraron su pena, qué otras vidas sintieron la distancia de su gesto; no entenderá de nostalgias ni de duelo,  de  lo que  hubiese sido y no fue, de lo que pudo ser… En algún rincón guarda María los abrazos que no dio,  las sonrisas que se torcieron,   los besos que en su boca anidaron por  no rozar la piel de otras bocas.



Hoy es jueves y en el corazón de María mañana será también jueves.