miércoles, 27 de enero de 2016

El sol, la hoja, la flor







¿Y si el cristal atravieso?... ¿y si me animo y te beso? Tus hojas respirando mi calor, mis rayos en travesía surcando imaginarios mares, navegando en tu verdor. Abrazos a destiempo, besos al viento, qué risa… y yo tiemblo. De solo pensarlo, me animo y lo hago.


Imagen: Isabel García Salvá

  ¡Ya estoy!, ¡qué bien! Da gusto sentirte, notar tu latido. Tu verde me arrulla en silencio y yo... bebiendo los vientos… por ti. Me dejas recorrerte, adormecerme en tu piel,  respirarte los silencios, ¡carcajadas y ensueños!


       Y te beso los rincones y tus ojos me abrazan dulcemente. Me muestras tus heridas, los hilos con los que tejiste tu ser, y dejas que los envuelva con mi luz.
       Siento que, de ser vida,  elegiría estar en ti para vivirnos sin medida.

                                                       
      Las huellas que de lo nuestro impregnan tu piel desatan los celos de la orgullosa flor. Su rubor la delata, su enfado se hace belleza… ¡qué ingrata! Y es cierto, no hay rojos como los suyos, pero… ¿quién los prefiere a la magia de tus verdes?

      Hoja silente, flor dolida…  yo ya elegí tenerte, vida.
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