Llegó el momento esperado y temido. Fijada la
fecha por el doctor, nos pareció tan perfecta que, por miedo a que algo se
torciera, no dejamos que se nos transparentara lo felices que nos sentíamos.
Después de ocho largos meses de dudas e inquietudes, nos habíamos acostumbrado
a pensar en el aquí y ahora, a no plantearnos cómo sería el futuro. Vivíamos
cada día como un logro, una meta conseguida, un hoy que dará paso a un mañana,
sin cuestionarnos qué ocurrirá después.
Había
riesgos para vosotros y para mí, y la prudencia aconsejaba no prolongar más la
espera.
Fue un veintitrés de octubre y las sensaciones de aquel día nunca las
olvidaré. Nervios, manos que en su abrazo lo dicen todo, una mirada teñida de
esperanza... y, al fin, el milagro de la vida abriéndose paso a bocanadas.
Abristeis
los ojos al mundo dejando atrás la calidez compartida de mi vientre y nos hicisteis
sentir en una nube de la que no queríamos bajar.
Estabais ya aquí con nosotros,
sanos, nuestros... tan pequeños que el corazón se nos hizo grande para alojar
tanta ternura.
El
camino había sido difícil, eso es cierto, pero mereció la pena llegar a la
meta. Nunca las lágrimas me habían sabido tanto a felicidad, jamás multiplicar
amor tuvo mayor recompensa... Aquella noche, en la habitación 212 del hospital
se celebraban dos nacimientos y un aniversario de bodas, el mejor y más
especial de los que tuve y tendré, y es que la vida se coló como invitada y
fuisteis vosotros el obsequio con el que ella quiso festejar nuestro amor.
Aún sigo agradeciéndoselo.
Hermosas palabras dedicadas a dos personitas preciosas, que tienen a quien salir. Palabras que siempre me dejan los sentimientos a flor de piel, pues llegan ¿qué digo llegan? traspasan. Un besazo para todos
ResponderEliminarFeliz de que mis letras te lleguen, amiga, tienes un gran corazón. Besos de sal y de luz!!!
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ResponderEliminarPrecioso recuerdo que plasmas con mucha delicadeza y amor. Muy bonito, te hace evocar. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras. Ser madre es lo mejor que me ha ocurrido en la vida y, aún hoy que van camino de cumplir diecisiete años, pensar en ellos me llena el corazón de ternura.
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