Imagen: Julie de Waroquier |
Me perdí...
Abandoné la senda que a tu vida me ataba, rompí
los lazos que un día fueron camino para nuestro encuentro. Y se volvieron
largos los atardeceres, esos que llevábamos prendidos en la piel y en los
versos. Desprovistos ya de la sal de tu mirada, de la urgencia de tus besos, se
adormecieron mis anhelos en el arrullo de tu ausencia.
Te pensé...
Y me envolvieron los recuerdos de esos días de
luz en los que el tiempo se medía en suspiros y solo el viento sabía de lo
nuestro. Días de amores fugaces, de besos a escondidas, de risas...Tu mirada
enredada en mis labios, la tenue luz con la que jugaban a ser uno nuestros
cuerpos, los sueños hilvanados en la brisa de un momento.
Tan lejanos los
siento ahora que esta soledad mía me araña, y me duele, y me rompe por dentro.
Temo la sed del lamento por lo que pudo ser y no fue, el dolor incomprendido...
Ya no estás y me siento perdida, nadando a la deriva, buscando sin saber qué,
naufragando.
Imagen: Julie de Waroquier |
El agua me rodea...
Me elige como amiga. Siento que le pertenezco, quizá sea esta la única salida. Me dejo llevar por
ella y descubro azules nuevos, intensos turquesas que me hablan de amaneceres
infinitos y tiernas promesas.
Y vuelvo a sentirme viva. Ahora que he buceado en mis
recuerdos y he respirado el aire que el mar encierra en sus adentros, que me he
dejado mecer por sus misterios, he aprendido que hay caminos al final de los
caminos...
Ahora sé que hay vida más allá de
ti.
Me encanta y me trae grandes recuerdos de días de luz en los que pudo haber sido y no fue.
ResponderEliminarMuchas gracias. La luz y los días, como los recuerdos, son los que construyen vida.
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ResponderEliminarQué hay mejor que el mar para renacer?. Precioso, triste como algunos momentos de la vida, pero ahí está el mar, para entenderte y acompañarte.
ResponderEliminarY seguirá entendiéndonos...y acompañándonos. Me alegro de que te guste, amiga. Sé que también lo sientes como yo.
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